Lidia Sierra/Colegio de Médicos de Burgos.
Desde que una mujer acude a su primera ecografía hasta que lo hace a la sala de parto pasan, en el mejor de los casos, nueve meses de espera. Meses en los que confía su cuidado, además de su pareja y las personas más cercanas, a un equipo médico y enfermero dispuesto a informar a la futura madre de todo lo que sucede en su interior. Una relación médico-paciente basada en la información y en un proceso contínuo de cuidados que permite que la gestante conozca en cada etapa el desarrollo de su futuro hijo o hija y el suyo propio, y dotarse de las herramientas físicas y/o mentales necesarias para afrontar el parto y conseguir un puerperio reparador. Nada más y nada menos, que un proceso médico que busca ayudar a gestar, gestando cuidados.
El Servicio de Obstetricia del Hospital Universitario de Burgos atiende cada año a cientos de mujeres embarazadas con una media de 1.300-1400 partos anuales. Un equipo capitaneado por Modesto Rey, jefe de Obstetricia del Hospital Universitario de Burgos, que se encuentra a la vanguardia en las prácticas obstétricas y dispone de un equipo humano y técnico capaz de trabajar con éxito en la detección de embarazos de riesgo y asumir aquellos retos e imprevistos que pueden darse tanto en la gestación como en el proceso de parto, por muy normal que parezca.
Una relación médico-paciente que busca generar seguridad y confianza y el mantenimiento del respeto hacia las decisiones médicas de quienes llevan años trabajando para traer vida a este mundo.
A la vanguardia
En declaraciones al Colegio de Médicos de Burgos, Rey considera que la obstetricia del siglo XXI se basa un trabajo de detección de gestaciones de alto riesgo (alrededor del 20 por ciento) “ que merecen un esfuerzo extra” y que en la mayoría de los casos finalizan con buen pronóstico y un parto exitoso. En este camino, el HUBU lleva años adaptando todas sus prácticas asistenciales a la Estrategia de Atención de Parto actual eliminando aquellas prácticas que son consideradas “obsoletas” y que ya no se llevan a cabo si no es por petición de la paciente.
“Estamos a un alto nivel de prácticas obstétricas en Burgos por todas las prestaciones que llevamos a cabo con resultados perinatales acordes a los indicadores generales”, apostilló Rey ante una realidad a la que se añaden una serie de prácticas que en las últimas décadas han reducido notablemente el número de cesáreas promoviendo, siempre que es posible, el parto vaginal por el bienestar que produce éste en la recuperación de madre y en el bebé. “Creemos que estamos haciendo un trabajo adecuado, lo que no implica que en algún momento no puedan surgir desencuentros entre la realidad y las expectativas de algunas madres o parejas”, declaró el responsable.
Control e información en el embarazo
Para poder facilitar el trabajo de los profesionales médicos, se ha actualizado recientemente una Guía para la Asistencia del Control del Embarazo de Bajo Riesgo. Un documento que permite renovar junto a las matronas de Atención Primaria, el protocolo de actuación y el control médico del embarazo. “Se pone además mucho énfasis en esos cuidados que no son estrictamente médicos como son la alimentación o la información para los padres”, apostilla el ginecólogo Adrián Martín, que entiende que en un embarazo “informar de cada proceso” es si cabe más importante.
Una información que él y el resto de sus compañeros ofrecen día a día en sus consultas para que las mujeres y sus parejas sepan en cada fase del embarazo “qué estamos haciendo y cómo está el embrión o el feto”. Una comunicación que se ha implementado con un nuevo servicio que permitirá a las gestantes conocer a partir de las semana 32 de embarazo cómo se da a luz en el Hospital Universitario de Burgos para que puedan conocer sus instalaciones y los servicios que ofrece.
Conocer el paritorio en la semana 32
“Es importantísimo que las parejas estén informadas y conozcan cada paso de su embarazo”, recalcó Ana Lozano, supervisora de las Matronas del HUBU, que aplaude esa guía que busca mejorar la atención no solo en el proceso de embarazo, sino en el de parto implicando de igual forma a anestesistas, pediatras y demás personal sanitario.
“Antes las madres llegaban al HUBU sin saber cómo actuamos y ahora ya saben que trabajamos siguiendo la evidencia científica y respetando al máximo a las madres”, destacó Lozano. Una comunicación “directa” que permitirá aclarar dudas y poner sobre la mesa actuaciones que normalmente se especifican en los planes de parto y que ya se llevan a cabo como evitar episiotomías o el contacto piel con piel del bebé y la madre. “Todo eso y más ya se hace y las parejas lo van a conocer de voz de personal especializado antes de llegar al paritorio”, añadió Lozano.
Atención al parto
Desde el año 2010, los partos en Burgos se guían por prácticas actualizadas que buscan respetar “al máximo” las demandas de las gestantes con una prolongación de los tiempos de dilatación y expulsivos con el ánimo de favorecer una mejor rotación de la cabeza del bebé promoviendo partos vaginales y de baja intervención. Precisamente, en este sentido, Rubén Alonso Saiz, responsable del Área de Partos del HUBU, destaca que “se trabaja en promover partos sin epidural cuando es posible” aunque todavía la práctica real es “muy escasa”.
En este sentido, los expertos recomiendan este tipo de partos, alejados de la medicalización favoreciendo la recuperación del bebé y de la madre. “Un parto con epidural es más largo, en ocasiones hay que suministrar oxitocina y muchas veces acaban en partos instrumentales”, aclara el doctor Alonso.
Precisamente, promover partos más naturales es uno de los objetivos de este equipo profesional que cuenta en Burgos con una bañera que favorece la dilatación- y que tras estar más de un año en desuso por la pandemia- ha vuelto a usarse para aliviar las contracciones de las madres en el proceso de parto. “Son otro tipo de acciones que pueden paliar parcialmente el dolor y por ello informamos de que existen estas opciones que algunas desconocen”, agrega el facultativo.
Naturales o con epidural, todos los partos se encuentran supervisados por el personal médico y enfermero del Hospital y se disponen en base a un protocolo que permite ante cualquier imprevisto “se pueda actuar de una forma rápida y eficaz” para no poner en riesgo la vida del bebé ni de su madre.
Menos cesáreas y partos de nalgas
En los últimos 15 años la tasa de cesáreas ha disminuido del 24 por ciento al 17 por ciento. En esta reducción ha tenido un papel muy importante la rotación que los profesionales médicos realizan en las últimas semanas de embarazo cuando el feto está de nalgas con una tasa de éxito en rotación cefálica del 65 por ciento.
“Hemos conseguido que más del 85 de la presentación de nalgas acaben en partos vaginales”, afirma el responsable del paritorio, quien también explica cómo en los últimos años- y gracias a la formación del equipo- se está fomentado el parto de nalgas cuando es posible. “Siguiendo una serie de criterios les decimos que no es una opción descabellada. Aunque la última palabra la tienen los padres”, añade.
Complicaciones y malas noticias
Pese a que un embarazo es sinónimo de alegría, en algunos casos, el proceso no culmina de forma exitosa y el dolor se apodera tanto de los progenitores como de los profesionales médicos que los atienden. “En este proceso es muy importante contar con esa confianza y que ellos sepan que nosotros les decimos lo que nuestra experiencia y conocimiento médico nos dice que debemos decirles”, argumentan desde el equipo. En algunos casos, las malas noticias llegan en las primeras semanas y en otras cuando los procesos de gestación ya se encuentran avanzados, e incluso en un parto que parece normal y que no implica riesgo alguno.
Actuar de forma rápida y contar con las herramientas suficientes es esencial aunque, a veces, la mala suerte impide culminar el deseo de los profesionales y “les deja hundidos”. “Todo suele salir bien, pero como en el resto de procesos médicos a veces las situaciones se complican y perdemos a bebés o a las madres en el proceso”, apostillan los profesionales, conscientes de que estas situaciones “les dejan tocados y nadie les prepara para ello”.
Tampoco para ofrecer consuelo ni para dar malas noticias a los padres o a quien aguarda en una sala de espera. “Es algo que debería de formarse en las facultades de Medicina porque somos humanos, además de médicos”, agregan.
Atender esas complicaciones, además que quitar el sueño a Modesto, Ana, Adrián o Rubén es el motor que les lleva cada año a sumar cursos y simulaciones de partos de riesgo en los que ponen en marcha los mecanismos y las prácticas médicas necesarias para estar “en la mejor forma” ante cualquier adversidad que pueda darse en el paritorio. “Nos formamos para estar al día y evitar que las cosas salgan mal”, agrega el responsable de partos del HUBU, consciente de que hay situaciones “que no se pueden ni prever”, pese a contar con todos los medios y los mejores recursos humanos y asistenciales.
Precisamente esa es la línea de trabajo de estos profesionales médicos que cada año ayudan a traer al mundo a más de un millar de nuevos burgaleses. En el año 2021, se produjeron 1.439 nacimientos en el Hospital Universitario de Burgos (HUBU). Más de un millar de vidas detrás de las cuales hubo decenas de consultas médicas y ecografías, miedos, consultas, esperas, informes, estudios, mejoras y muchos, muchos cuidados.