Llegar a ser médico significa recorrer un largo camino formativo. En primer lugar precisa obtener una buena nota, fundamental para acceder a los estudios de Medicina, y a continuación una exigencia de 360 créditos ECTS (European Credit Transfer System) a desarrollar en seis años, que significa un 30 por ciento más de carga académica que la mayoría de las titulaciones universitarias; pero a diferencia de los demás universitarios, los egresados de las facultades de Medicina aún tienen que superar, previo examen de acceso, un intenso periodo de instrucción teórico-práctico que es la formación especializada mediante el conocido sistema de Médico Interno Residente (MIR). Un periodo de tiempo que les ocupará y les obligará durante 4 ó 5 años más a desarrollar, además de una intensa actividad intelectual (sesiones clínicas, publicaciones, etc), una jornada laboral especialmente penosa debido a las muchas guardias que le son exigidas. Ya en este periodo son múltiples los estudios y las evidencias que apuntan a una patología específica derivada de esta exigente actividad, que va en aumento.
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